AUTORES:
Georges Mounin
Antonio Alatorre
George Steiner
Umberto Eco
Para todos aquellos que quieran acercarse y profundizar en
el ámbito de la literatura, resultará de suma importancia, conocer a los autores
que se han destacado por realizar análisis profundos sobre los cambios que ha
vivido la literatura y la crítica literaria a través del tiempo; por lo que
este trabajo tiene la labor de poner de manifiesto las posturas, reflexiones y
conceptos más relevantes de estos cuatro autores respecto a estos dos temas, en
donde se examinarán las directrices.
Comenzaré por mencionar uno de los puntos principales en
donde convergen estos cuatro autores, y que resulta de vital interés: la
importancia de la lectura, su lenguaje, su estructura y su función.
Sobre esto, Georges Mounin resalta la importancia de una
lectura “inmanente” por parte del lector, la cual apela por intentar comprender
el texto desde su interior, excluyendo todo lo que no es el texto mismo, y que presenta
una postura a favor de una enseñanza de la literatura más abierta a los
problemas teóricos y metodológicos internos y en donde las
estructuras, es decir las formas de los significantes, no son sino el
instrumento para alcanzar un fin, que es la producción y la comunicación de los
significados respecto a la literatura.
Alatorre por su parte, ve la importancia de esta
estructura de la que nos habla Mounin, reflejada y materializada en la reacción
del lector, ya que para Alatorre una obra literaria debe proporcionar los
estímulos necesarios para detonarnos cualquier sensación y/o emoción que no permita al lector quedar indiferente, y por
esto nos habla de un lenguaje específico por parte del autor, quien es el
encargado de proporcionarnos la forma, por lo que el lector lo que hace es descifrar el lenguaje del
autor, “descodificar” su mensaje.
El autor Umberto Eco, también recalca la reacción y la
sensibilidad del lector ante una determinada obra, explicando que estos
factores son las responsables de una autonomía de perspectivas interpretativas,
aunque el autor siempre establecerá en su estructura una orientación básica,
por lo que el campo de posibilidades interpretativas por más amplio que sea, sí
logra ser limitado.
Otro de nuestros autores, Steiner, habla de este vínculo
entre lector y autor como una responsabilidad social en cuanto a su contexto.
En donde aquel que pretenda enseñar o interpretar la
literatura, deberá tener siempre claro que es lo que pretende, por lo que aquí
el autor nos está hablando de una responsabilidad incluso de corte humanista.
Hasta ahora, podríamos decir que nuestro primer autor,
Mounin, se ha adentrado en una primera capa: la necesidad de una lectura
profunda que devele las estructuras que logran un fin, un fin que para nuestro
segundo autor, Alatorre, vendría siendo la comunión entre el autor y el lector,
en donde un mensaje es decodificado por parte del lector, mediante el desencadenamiento
de una emoción. Lo que nos llevaría a una tercera capa planteada por nuestro
tercer autor, Umberto Eco, quien comienza a adentrarse en esta relación entre
autor y lector, en donde nos explica que las posibilidades interpretativas por
parte del segundo, pueden estar limitadas a conciencia e incluso por su
estructura por el primero, haciéndonos ver que quizá este mensaje del que nos
habla Alatorre ya tiene una carga inducida. Por lo que la última capa vendría
siendo la que nos presenta Steiner, la cual culmina en la responsabilidad de
aquel que escribe y de aquel que lee, y que le concierne a ese mensaje y a sus
repercusiones sociales. Steiner nos habla de una responsabilidad en cuanto a
una condición meramente humana y de contexto, que vendría a complementar y
redondear las posturas de todos los demás autores y que da nos da pie al
estudio de la crítica literaria que se abordará a continuación.
Regresando a Mounin, este autor se hace las siguientes
preguntas respecto a la lectura inmanente y al pluralismo de los métodos dentro
del análisis en la literatura: “¿Qué función estética cumple el elemento o la estructura descubiertos
en el texto?”.5 “¿Cómo contribuye a la producción de la cualidad
estética del texto; en qué sentido es pertinente estéticamente, cuál es su
función propiamente estética?”.6 Y más adelante nos habla de la exigencia
que se debe tener en cuanto al enfoque de cualquier texto, debiendo ser éste
rico en experiencia y muy escrupuloso, pleno de sensibilidad y personalidad,
aunque con menos seguridad teórica, en cuanto a la legitimidad de sus
procesamientos.
Las dos preguntas que se plantea Mounin nos adentran a
este enfoque requerido en el lector que desea la lectura inmanente, y que a su
vez es imposible no relacionar con el de la crítica literaria, ya que Mounin
está pugnando por pasar a otro nivel de análisis al intentar desentrañar un
texto, de la misma manera en que Eco nos habla de una responsabilidad, por lo
que entonces, ahora, la pregunta pertinente sería la siguiente: ¿en dónde
terminaría esta responsabilidad del lector y comenzaría la del crítico
literario?, ¿En dónde encontramos las líneas encargadas de separarlos y unirlos?.
Alatorre nos dice respecto a esto, que la tarea del
lector nunca termina, pero que a comparación de éste, el crítico literario es
un lector que no se guarda para sí mismo su experiencia, sino que la saca
fuera, la pone a la luz, la hace explicita, la examina, la analiza, se plantea
preguntas acerca de ella.8 Por lo cual la crítica vendría siendo la
formulación de la experiencia del lector pero puesta en palabras, ya que el
crítico expone lo que ha experimentado con la lectura y esta experiencia será
siempre subjetiva a pesar de las estructuras y
las metodologías en que se base, ya que siempre estará enfrentándose a sí
mismo, a su propio yo.
Steiner por su
parte hace clara la tarea del crítico en cuanto a su capacidad de elección y
nos dice en una acertada y bella frase: “[…] La preferencia
del crítico debe ir hacia lo que puede entrar en dialogo con los vivos”.
Poniendo de manifiesto que el crítico frente al lector tendrá una labor vital
de escrudiñar el horizonte y preparar el contexto para el reconocimiento futuro
de una sociedad, en donde se luche contra el olvido o la distorsión de una
obra.
Eco por su parte
nos habla de una libre respuesta crítica frente a una obra, que la mayoría de
las veces estará determinada por su contexto, situación que es poco favorable
para la literatura, ya que la crítica entonces estará tendiendo a una
indeterminación, en donde la calidad de la interpretación será vaga y mostrara
una sensibilidad de tipo decadente, por lo que se podría decir que
el crítico deberá salir de esa inmediatez para ampliar su perspectiva
interpretativa.
En conclusión,
podríamos decir que entonces, que para
estos cuatro autores, el crítico ante todo es un lector, un lector que deberá
romper ciertas barreras contextuales e inmediatas para lograr abrir su campo de
percepción y así convertirse en un propagador de la literatura, siempre consciente
de su poder y subjetividad. Por otro lado, también los autores sugieren no dejarse llevar por los cánones que dicta la
modernidad en cuanto a la literatura, ya que éstos tienden a ser objetivos y
superficiales, propuesta que considero a mi muy particular punto de vista
utópico y anacrónico, ya que no podemos huir de nuestro reflejo más fehaciente,
por más desagradable que éste nos resulte: nuestro presente.
BIBLIOGRAFÍA
·
Weinberg de Magis, Liliana, Metodología de la Crítica Literaria, Programa sintético con
antología comentada, México: UNAM-Facultad de Filosofía y Letras, División
Sistema de Universidad Abierta, 1997.
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