miércoles, 20 de mayo de 2015

La identidad en la era cibernética

Este trabajo se centra en el estudio de la identidad virtual, presentando una revisión de la literatura crítica sobre diversos campos: teoría de la comunicación, la psicología cultural, la sociología y el constructivismo social y tecnológico.
En términos psicológicos la "identidad personal" es la parte explícita de la personalidad, es decir, es el lado que otros pueden percibir, mientras que la personalidad es la "columna vertebral" que está detrás de él. En esta llamada era cibernética, en donde el internet ha revolucionado la manera en que concebimos la comunicación y por ende la percepción de la imagen, han nacido términos tales como identidad electrónica o virtual, cyber-identidad y alterego virtual.
 ¿Cómo se puede estudiar la identidad electrónica?, ¿cómo se puede explicar esta identidad en un entorno virtual?, ¿vale la pena introducirse al tema de la identidad electrónica o a la cyber-identidad, tratando de establecer y de percibir relaciones entre esta categoría y la categoría más familiar que tenemos de la identidad personal?.
Nuevas formas de comunicación permiten nuevos modos de expresión de la identidad. En
consecuencia, la aparición de nuevas tecnologías digitales generan nuevas formas de identidad. En las culturas occidentales, la creencia de que las nuevas tecnologías son un signo de progreso y encierran la esperanza de un mundo mejor, está profundamente arraigada. En consecuencia, la identidad virtual también encierra la promesa de renacimiento y de libertad de las convenciones sociales anticuadas.
Al entrar en la era de la información, una era de tecnología computacional operante en todas partes, los límites entre la sociedad y la falta de definición de la tecnología cada vez avanzan más, y sus límites se superponen en una medida en que ya no se pueden separar. En cuanto a la sociedad, se encuentra que la tecnología juega un papel importante en casi todos sus aspectos. Mediante la investigación de la tecnología se encuentran las estructuras sociales, de las que se encarna y se aplica. Por lo tanto, es importante investigar esta relación de mutua configuración entre tecnología y sociedad, centrándonos específicamente en su importancia para la creación de nuevas formas de identidad.
La materia objeto de la identidad virtual o electrónica, se compone de una combinación de diferentes elementos derivados de diversos campos. Para investigarla, es necesario adoptar un enfoque multidisciplinario. La perspectiva de la “configuración mutua” es una herramienta conceptual útil para este tipo de investigación, y ha sido aprobada recientemente en una variedad de ciencias sociales y humanas. 
En consecuencia, cuando se analiza la construcción de la identidad en los medios electrónicos, su estudio se basa en diversos campos: Psicología cultural, teoría de la comunicación (medios de comunicación y estudios culturales), el constructivismo social y tecnológico, la sociología y, por último, la informática. La distinción entre estos campos es, muchas veces, subjetiva y surge de la necesidad de clasificar a fin de aclarar. Muchos de estos campos se enfrentan con los problemas y la superposición similares en puntos importantes.
La identidad electrónica o virtual o la cyber-identidad, surge en los espacios sociales creados en las redes de computadoras, que es comúnmente conocido como ciberespacio. Esta identidad consiste en la construcción de una "persona digital", es decir, de una imagen con la que una persona se presenta a sí mismo ante los demás. La identidad electrónica se caracteriza generalmente como el resultado de una construcción activa, y muchos creen que es la mejor oportunidad para expresar lo que realmente somos, o lo que realmente quisiéramos ser. Este nuevo ser o alterego se dice que es múltiple, distribuido y fluido, pero   sobre todo, que es una representación de la voluntad de su poseedor. 
Sin embargo, esta afirmación puede ser engañosa, porque cyber-identidad es en muchos aspectos similar a la identidad personal. En primer lugar, la cyber-identidad, de manera similar a la "identidad personal", no está libre de la influencia de la personalidad de su dueño. Y a su vez, los rasgos de la personalidad no se crean de manera autónoma. Así, mientras que algunos pueden argumentar que la expresión de la voluntad del poseedor es la verdadera expresión del yo, creo que esta expresión es, por decir lo menos, el resultado de una voluntad personal limitada. En segundo lugar, los estereotipos que guían a la comunicación interpersonal y que son los formadores principales de la "identidad personal", todavía están presentes en el ciberespacio y, de hecho, debido a la falta de señales visuales, estos estereotipos pueden ser aún más fuertes en el ciberespacio.
Es necesario señalar que, aunque la identidad cibernética no está limitada por las restricciones físicas del cuerpo, no quiere decir que esté libre de otras restricciones. Estas restricciones surgen tanto de la necesidad de la utilización de ciertas tecnologías con el fin de expresarnos a nosotros mismos, como de las características específicas de estas tecnologías predefinidas. 
La necesidad de utilizar ciertas tecnologías, se traduce en la exclusión de todos aquellos que no tienen acceso a éstas, o que no poseen los conocimientos necesarios para crearse la identidad virtual que se imaginaron. Por otra parte, se traduce en limitaciones a los problemas técnicos, tales como “internet de banda ancha”, dentro del enfoque en el que puede ser utilizado para construir y expresar una identidad. Las especificidades de la tecnología se relacionan con la política del propio artefacto. Por ejemplo, las tecnologías digitales están potencialmente en control de todas las tecnologías, por lo tanto, la tecnología puede utilizarse para monitorear el comportamiento del individuo.
El establecimiento de esta analogía arroja algo de luz sobre el desarrollo y la naturaleza de la identidad electrónica: la identidad virtual es tanto un producto tecnológico, como un producto social. Es limitado por las reglas sociales, y sus patrones de desarrollo están determinados por la intervención de una serie de factores, por ejemplo, los intereses propios de otros individuos, la misma tecnología, las innovaciones técnicas, etc. Al igual que la misma "identidad personal".
El campo de la psicología cultural surgió recientemente como un campo reconocido por la investigación científica. La psicología cultural es multidisciplinaria, ya que comparte muchas de sus preocupaciones con la sociología, los estudios culturales, la antropología y la psicología. Tiene sus raíces en las obras de filósofos como Wundt quien defendió a principios de este siglo, la idea de un Volkerpsychologie, "espíritu del pueblo". Wundt argumentó que esta segunda psicología no puede ser estudiada en un laboratorio, ya que se extiende más allá de la conciencia humana; sumándose a psicólogos como Vygotsky y Luria, que defienden que la mente es social. También las obras de Jerome Bruner y Michael Cole son comúnmente consideradas como el mejor punto de partida para el creciente campo de la psicología cultural. 
Los psicólogos culturales defienden que la cultura y la mente están interrelacionadas y que la división artificial entre la mente y la cultura tiene sus raíces en el paradigma de la ciencia moderna de la experimentación. La doctrina de los conocimientos científicos condujo a la separación entre las ciencias naturales y las humanidades, y posteriormente a la división entre las ciencias sociales y las humanidades. La cultura, dicen, es constitutiva de la mente y la mente emerge de la cultura. 6
El enfoque de la psicología cultural de la mente, la cultura y su interacción se puede resumir de la siguiente manera: “La configuración sociocultural constituye la función mental  a través de las herramientas culturales (o artefactos) empleados. Del mismo modo, los artefactos son un producto de la acción de la mente humana”. 
Ya aquí podemos identificar una relación de formación mutua, en donde existe un entorno sociocultural con una identidad independiente de la forma en que los seres humanos aprovechan los significados y los recursos de la misma, mientras que cada ser humano tiene su propia subjetividad y una vida mental alterada por el proceso de apoderarse de los significados y el uso de ellos dentro del entorno sociocultural.
Para la psicología cultural, la cultura es un medio compuesto por artefactos que el grupo social ha ido acumulado. "Un artefacto, es un aspecto del mundo material que se ha modificado a lo largo de la historia mediante su incorporación a una meta dirigida de la acción humana”. 8 Estos artefactos tienen una naturaleza dual, ya que son conceptuales y materiales, son conceptuales porque participan en el proceso de su propia formación, pero debido a que son fabricados por una razón, se convierten en materiales cuando son utilizados. 
La psicología cultural se centra en la información, en la interacción entre lo conceptual y lo material. Las limitaciones de la materia, sin duda, sofocan, las posibilidades conceptuales impresas en el material. Entonces la cultura, de acuerdo con este punto de vista, es conceptual y material, interna y externa. Y de igual formas también lo es la mente. Lo que llamamos mente trabaja a través de artefactos, no puede ser limitada por la cabeza o el cuerpo, sino que debe ser vista como distribuida a través de los artefactos que se tejen entre sí y que entrelazan las acciones humanas individuales en conjunto y como parte de los acontecimientos de la vida.
Estos estudios sobre la intersección entre los medios de comunicación y la cultura, sostienen que los medios de comunicación son extensiones del hombre, extensiones de la mente, por lo que todas las tecnologías amplifican y reducen ciertos aspectos del conocimiento y de la percepción. La conexión entre la tecnología y la cultura reza por un lado, que la cultura es un modelo para encontrar el significado del mundo, y por otro, que la tecnología es una parte constitutiva del discurso cultural occidental. Por lo tanto, la tecnología no vendría siendo más que una herramienta que tiene un enorme papel en la formación de la conciencia y de la propia imagen.
La tecnología no es más que una herramienta que carece de neutralidad. La introducción de una nueva tecnología altera la relación de los sentidos, por ejemplo, la proliferación de impresión resultó en un cambio de una cultura oral a una cultura visual. Imprimir también dio lugar a otros fenómenos sociales en donde “el medio es el mensaje” y el contenido transmitido está conformado por el medio en el que se transmite, dando forma al mensaje en sí mismo.
La tecnología al no ser neutral, traduce sus prejuicios en una relación recíproca, es decir, la tecnología es a la vez un producto de la acción del hombre, y una de las causas del cambio del hombre. En el libro Vigilar y castigar de Foucault, el autor presenta la idea de la identidad como discurso, del cuerpo legible, en donde sostiene que este cuerpo “legible” está sujeta a la imposición de diferentes "etiquetas" que dan forma no sólo a la percepción del individuo y de su propia identidad, sino también a la forma en que son percibidos por los demás. Foucault destaca el poder que las diferentes etiquetas, como “criminal” o “loco” que injieren en la determinación de la identidad de una persona, destacando también el enorme poder de las instituciones que conceden estas etiquetas. Al centrarnos en la identidad electrónica y en concreto de la persona digital, se especifica que una identidad proyectada es, al menos parcialmente controlada por el individuo, pero que una identidad impuesta, sin embargo, es establecida por otros. Las identidades informales se basan en la percepción humana mientras que las identidades formales se basan en la acumulación de datos estructurados. 
Las redes sociales son “ambientes” que se componen de la acumulación de datos, por lo tanto  una persona digital, o una identidad electrónica, es en sí misma un conjunto de datos. Dicho esto varias preguntas que surgen: ¿quién lo califica como persona digital?, ¿quién decide qué datos se acumulan y con qué fin?, ¿quién tiene acceso a estos datos?. Mientras que las computadoras se convierten en dispositivos de control electrónicos universales y omnipresentes, la vida virtual se establece como parte de la vida diaria en donde las identidades impuestas cobran gran importancia.
Dos de las figuras más importantes en la exploración de las identidades electrónicas son Sherry Turkle y Rosanne Stone. Ambas autoras se centran en las identidades proyectadas, en el contexto de las actividades de juego de rol. Turkle afirma que el equipo no es más que una herramienta, o incluso un soporte de información, es un actor con el que interactúa el usuario, es un campo de experimentación social en donde el equipo nos ofrece nuevos modelos de la mente y un nuevo medio en el que proyectar nuestros ideales y fantasías. Turkle establece una analogía entre las ventanas de la computadora, y la creación de un nuevo auto distribuido múltiple como un ejemplo del efecto de la relación continua con la tecnología.
En la construcción social de la realidad, Berger y Luckmann sientan las bases del constructivismo social. Estos autores sostienen que la realidad cotidiana es una construcción social, y que el fin de mantener unida, es el poseer varios niveles de legitimación, es decir, los procesos de justificación del orden institucional, dando una dignidad normativa a sus imperativos prácticos.
El proceso de legitimación más complejo es el de los procesos simbólicos, en donde “el universo simbólico se concibe como la matriz de todos los significados objetivados socialmente y subjetivamente reales”. Los medios de comunicación con su papel de “industrias simbólicas” juegan un papel importante en la legitimación de la realidad social, es decir, de la conformación de la realidad en la cotidianidad. 
Los medios de comunicación son, por lo tanto, considerados como los agentes sociales que participan activamente en la negociación y la legitimación de la sociedad. Sobre el tema de la identidad, Berger y Luckmann argumentan que es un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y la sociedad en donde los tipos de identidad, por otra parte, son productos sociales, elementos relativamente estables de la realidad social objetiva, por lo tanto, los autores declaran que, a fin de estudiar la identidad es fundamental para contextualizar en un marco teórico. Por ejemplo, una psicología de la interpretación de ciertos fenómenos empíricos como la posesión por seres demoníacos tiene como matriz de una teoría mitológica del cosmos, y no es apropiado para interpretarla en un marco que este fuera del mitológico Por lo tanto, en el estudio de la identidad electrónica hay que tener en cuenta dos cosas: que la tecnología en sí misma es un actor social, y por lo tanto esta |imitada por el carácter dialéctico de la construcción de la realidad social. Y esa identidad electrónica debe ser estudiada en el contexto de las tecnologías digitales, por ejemplo, a través del análisis personal de los sitios web o las bases de datos electrónicas en los perfiles de consumo.
Otros estudiosos, como Bijker, Winner, Law y Callon, se han centrado en la temática del constructivismo tecnológico o de la ciencia, la tecnología y los estudios de la sociedad. Según estos autores, “lo social es materialmente heterogéneo”, lo que implica que lo social no sólo se compone de los cuerpos, sino también de las tecnologías. 
Los materiales no  humanos son actores sociales, y no deben ser considerados como meros recursos o restricciones que sólo están activos cuando son utilizados por los actores de carne y hueso. Estos estudiosos insisten en el hecho de que los materiales no humanos juegan un papel importante en la elaboración de la realidad. Esto implica que cualquier cuenta importante del desarrollo de un proceso social , tales como la formación de las identidades electrónicas , debe tener en cuenta no sólo el actor humano , sino también la propia tecnología.
La conclusión de este trabajo es que las nuevas formas de comunicación crean nuevas formas de expresión de la identidad, y de una manera más directa, las nuevas tecnologías digitales crean la posibilidad de nuevas identidades electrónicas. Sin embargo, esto no es una relación causal, o una acción unidireccional, más bien, es el resultado de una relación de mutua conformación, en donde tanto la tecnología como los actores humanos se influyen mutuamente. Para investigar la dinámica de esta interacción es necesaria la participación de una investigación multidisciplinaria que englobe estudios de comunicación, psicología cultural, sociología y constructivismo social y tecnológico. Cada una de estas disciplinas hace hincapié en distintos aspectos de la identidad virtual, poniéndose de acuerdo en que su creación se basa en un proceso de conformación y de negociación mutua. 
Otro rasgo común es el interés en la investigación de la aparición de nuevas formas de expresión de la identidad, en donde los medios de comunicación son actores sociales que participan activamente en la construcción social de la realidad cotidiana. Y como cualquier otro actor social, la tecnología tiene el poder de actuar y dar forma (y por supuesto, estar en forma). Por lo tanto, con el fin de estudiar la aparición de nuevos artefactos, es necesario centrar la atención en la relación entre los actores sociales y no en su esencia.
La teoría de la comunicación añade que los medios de comunicación y la tecnología en general, no son neutrales. La tecnología tiene sus sesgos internos y no sólo afecta al mensaje que transmite, sino también a sí mismo. Los medios amplifican ciertos sentidos y actúan como un proyecto original para las prácticas sociales y culturales.
La psicología cultural investiga los ámbitos socioculturales que configuran la mente a través del empleo de las  máquinas. La mente se distribuye en las maquinas, interactuando con ellas a fin de que darle sentido a esta realidad todos los días. Por lo tanto, las propias máquinas están activas en el proceso de dar forma a ambas realidades,  la cultural y la autónoma.
La sociología pone en relieve la diferencia entre dos tipos de identidad virtual existente, la proyectada y la impuesta. Esta disciplina muestra algunas de las dinámicas de la identidad de la "vida real" que están en juego en los medios electrónicos.
A medida en que nuestra vida cotidiana se desgasta en entornos virtuales, la necesidad de investigar sobre la dinámica de la representación de esta identidad se incrementa. Actualmente la mayor parte de las investigaciones se centra en el tema de la identidad informal proyectada en la comunicación interpersonal comúnmente implícita en las redes sociales, en donde las actividades  implican juegos de rol. Sin embargo, hay otros tipos de identidad electrónica que se están desarrollando día con día y de los cuales aún no hay bastante información, ero se tendrá que centrar en esto ya que la manera de comunicarnos.












Bibliografía
Cole, Michael, La psicología cultural, Paperback, U.S.A.1998.
Foucault
Stone, Allucquere Rosanne, The war of desire and technology. MIT Press, Cambridge, 1996.
Stalder, F, ¿What does technology do?, FIS, Toronto, 1997.
Turkle, Sherry, Life on the screen: identity in the age of the internet. Touchstone, New York, 1999.
Wallace, Patricia, The psychology of the Internet, University Press, Cambridge, 1999.


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